miércoles, 4 de abril de 2018

Después de Bologna

Queridos amigos: volví hace casi una semana de Bologna.
Volví es un decir porque, sinceramente, mi alma está aún demasiado llena de emociones, impresiones, imágenes y pensamientos y voy a necesitar al menos una semana más para poder ordenar todo y digerir.

Para alguien que trabaja la mayor parte del tiempo sola, que vive en un pequeño pueblito apartado del mundo, haber asistido a esta feria enorme es como haber sido revolcada por una ola.
Estoy toda salpicada de recuerdos hermosos, de encuentros geniales, de increíble comida y de mejor vino, de clases magistrales con ilustradores notables y de presentaciones con niños entusiastas.
Pero también, una ola sigue siendo una ola y a ratos da miedo.
Es demasiada información para un primerizo; es demasiado el esfuerzo por entenderlo todo, por participar, por hacer relaciones públicas, por promocionarse.

Así que iré contándoles todo, pero poco a poco.
Los dejo, por mientras, con algunas imágenes de lo que fue! (y gracias, Karima Maluk, mi flamante editora de Una Casa de Cartón, por tus fotos, por hacerme de traductora, de compañera de viaje y de guía turística!)










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